TIEMPO DE QUERERSE

TIEMPO DE QUERERSE

LO DE “VERSE BIEN”

Más tiempo para darle vueltas al coco + Menos actividad física + Más comida y miles de recetas circulando por las redes + Meses previos al verano

Aquí tenemos, amigas, la fórmula ganadora para que nuestra cabeza estalle y todo eso que tanto trabajamos, lo de la autoestima relacionada con el físico y tal, se vaya a la mierda en cuestión de segundos. Memes circulando sobre lo gordas que vamos a estar cuando termine el confinamiento, amigas subidas constantemente a la báscula, los vaqueros que parece que aprietan más en casa, los ejercicos del yoga online que no te sale bien ni uno... No sabemos vosotras, pero a nosotras nos afecta.

Discover & share this The Brady Bunch Movie GIF with everyone you know. GIPHY is how you search, share, discover, and create GIFs.

Partamos de que está clarísimo que lo primero de todo el la salud y cuando eso te falta a ti o a alguien querido, el resto de problemas pasan a un plano infinitamente lejano. Pero sí es verdad que nuestra auto percepción y el estricto canon de belleza es un tema que siempre hemos debatido aquí y que, acentuado por la situación, creemos que hay que retomar.

Porque si lo primero es la salud y nos encontramos bien, dormimos más, comemos casero, incluso sacamos tiempo para alguna rutina de ejercicio, tragamos menos contaminación… no debería importarnos poco coger un par de kilos? Parece que no.

En los medios y círculos feministas se habla constantemente de la visibilización de otros cuerpos, que no cumplan con el maldito estándar. Cuerpos de otros tamaños, de otros colores, de otras formas… tallas grandes, pequeñas, pelos en las axilas, canas, cuerpos con más edad y experiencia… Se visibilizan, se interiorizan y parece que poco a poco vamos aceptando que la belleza es más que lo que los anuncios de biquinis han mostrado hasta ahora. Pero, cómo cuesta cuando se trata de una misma! Cómo cuesta verse bien cuando tienes que pedir una talla más en el probador, o cuando toca ponerse el biquini con más celulitis que el año pasado, o cuando aparecen las patas de gallo en una cara que hasta ahora no las tenía. Golpe directo a nuestra auto estima, por mucho que hayamos leído a la Federicci. Lo tenemos grabado a fuego y solo poniéndolo sobre la mesa, podremos encontrar, entre todas, el camino para solucionarlo y sentirnos mejor.

Discover & share this Weight GIF with everyone you know. GIPHY is how you search, share, discover, and create GIFs.

Hablando con amigas estos días, las conversaciones suelen acabar con un “pero es que me veo mejor con un par de kilos menos” como justificación a sentirse bien y no a estar oprimida por el canon de belleza patriarcal. Pero entonces toca preguntarse por qué nos vemos mejor con ese par de kilos menos? Cuáles son nuestros referentes y esquemas mentales para que sigamos automática e inconscientemente asociando belleza a delgadez? Cómo podemos llevar a la práctica toda esa teoría feminista que ya nos sabemos de memoria pero que cuando se trata de nuestros cuerpos somos incapaces de aplicar?

Nuestro sentido común nos dice muchas cosas, pero nos perdemos en un laberinto de razonamientos para el que nos es complicado encontrar una salida. Así que hemos acudido en búsqueda de ayuda a Sara Villoria (@psicologiariot) , psicóloga y feminista, especializada en temas de bienestar femenino, cuerpo, imagen y autoestima. Le planteamos preguntas, entendiendo que eso no son matemáticas y la solución no pasa por una única verdad universal. Y esto es lo que nos responde. A ver si con su ayuda, damos un pasito adelante en esto de querernos.

Hola Sara, ¿Te quieres presentar?

Claro, ¡hola a todas!,  me llamo Sara y soy psicóloga.  Para que sepáis un poco de mí os cuento que estoy especializada en terapias contextuales y hace unos años fundé Psicología Riot (sí, de “riot grrls”) que es mi proyecto profesional para divulgar, formar y atender psicológicamente desde la ciencia de la conducta y el feminismo. 

También tengo mucha experiencia y formación en conducta alimentaria y sus problemas derivados, autoestima y en general, cuestiones relativas a las mujeres, que más allá de las variables individuales de cada una, son cuestiones que se sustentan enormemente en nuestro aprendizaje de género y nuestro contexto patriarcal que nos marca cómo debemos de ser, qué podemos hacer y qué no, lo que es bello (el famoso canon de belleza), y que ejerce una enorme presión sobre nosotras y cómo vivir nuestra vida desde que tenemos uso de razón.

Estoy muy contenta que me invitéis a charlar con vosotras y voy a intentar aportar cosas útiles para que cada una siga adelante con su revolución particular. ¡Vamos allá!

Para empezar con el tema… ¿Cómo estamos enfrentando a nivel general el tema de nuestra autoperceción y autoestima co el confinamiento?

Supongo que cada una como puede y sabe, y eso está bien. 

Creo que es muy sano poder desconectarnos a ratos del “bombardeo” de noticias y todo lo que deriva de esta situación tan dura que nos toca atravesar a todas. Sin embargo, a veces creo que el hecho de estar en casa nos aleja en cierta manera de la situación de emergencia que vivimos,  “como si esta fuera nuestra normalidad”. Esto para mí tiene dos posibles consecuencias que pueden no ayudarnos: 

1) que no nos demos el espacio necesario para reflexionar sobre esta situación y todas las cuestiones relevantes que pone de manifiesto (como nuestros valores como sociedad y prioridades, nuestro consumo, la importancia de la sanidad pública y en general de los servicios públicos, …) y 

2) que esa percepción de aparente normalidad y a la vez esa conciencia de estar confinadas (con nuestra respectiva vida parada o ralentizada y con todas las sensaciones que esto pueda traer a cada una) nos gestionen a nosotras y no al revés. Desde ahí puede parecer fácil exigirnos “llegar” a todas esas cosas que normalmente hacemos, y no teniendo poco con eso, pedirnos hacerlas con ganas, sintiéndonos bien y abarcándolas todas. 

¿Nos suena, verdad? Y lo más importante, ¿Nos chirría ya a todas?

Lo cierto es que no pasa nada por reconocer que a muchas nos cuesta eso de parar, de no sentir que hacemos cosas productivas. Lo difícil que puede convertirse eso de descansar, cuidar de nuestra salud y aceptar las limitaciones que nos impone nuestra situación actual y que son claves para sobrellevar el día a día cuando esto nos toca de lleno en nuestra valía (¡hola, patriarcado!).

Estos días no deberían ser un examen de vida para ninguna, ni una carrera de “abarcar mucho”, ni necesariamente un tiempo de felicidad. Son tiempos de pandemia y crisis. De pérdidas, de incertidumbre, de soledad a veces, de distancia con los nuestros, de cambios. Y esto sabemos que no tiene nada de normal ni de contexto facilitador, por mucho que hagamos todo lo posible por estar conectad@s con familia y amigas, cocinar cosas ricas, ver series,… que por supuesto nos ayuda y barniza todo esto poniendo un poco de color.

¿Qué crees que aportan las redes de positivo y negativo en todo esto? (recetas, rutinas de ejercicio, memes…)

Nos aportan de todo, literalmente, porque ahora hay más contenido que nunca. 

Ayer escuchaba hablar Itziar Castro en una entrevista, y explicaba que está más ocupada que nunca con tantos directos de instagram, entre otras cosas. Vaya, que paradójicamente no le da la vida. ¿Os pasa también? Y es cierto que si por la redes fuera, no daríamos a basto. 

Pero, ¿y si este no tuviera que ser un espacio para estar a tope?. Yo creo que esto es importante que lo manejemos. Toda esa información, entretenimiento, charlas,…son recursos. Usémoslos siempre y cuando nos aporten, nos sumen. En el momento en el que nos imponemos una agenda llena de cosas es muy posible estas pierdan para nosotras el valor que tienen, es decir, justamente eso que nos animaba a ponerlas en la agenda y nos aportaba, por ejemplo, disfrute, aprendizaje, entretenimiento…  

Por otro lado, es inevitable hacer comparaciones con nuestra vida. Y ese escaparate tan aparentemente perfecto que son las redes nos puede traer muchas sensaciones desagradables, nos invita a cuestionar nuestra felicidad, nuestras capacidades, nuestro físico,… Amigas, no perdamos de vista que las personas no son todo lo que publican. No todas tenemos una terraza bonita, ni un cuerpo fitness, ni ponemos platos tan preciosos en la mesa. Y está bien, eso es la vida real, cada una con sus circunstancias. ¡No hay nada de malo en nosotras! Y más allá de lo que vivan los demás, aún más importante es que nos hagamos dueñas de nuestra cuarentena, cada una a su manera. Y eso pasa por notar cómo estamos, qué necesitamos, qué nos aporta y qué no y que nos dejemos volcarnos en aquello que nos ayude. Y cada una tendrá su fórmula única.

Se acerca el verano y la maldita “Operación biquini” que llevamos tiempo intentando desterrar. ¿Algún consejo para sentir menos presión con el tema ahora que tenemos tanto tiempo para darle vueltas al coco?

Hagamos un ejercicio: os invito a que, si os apetece, cerréis los ojos, respiréis, y os deis un paseo por la historia de vuestra vida. Viajes, momentos de descanso, vacaciones… y os detengáis en los “fotogramas” que hayáis guardado en vuestra memoria por ser realmente especiales, quizá felices. Puede que ahora hasta podáis sentir la brisa del lugar en el que estabáis entonces, el olor a mar, las voces de vuestros familiares… Y puede que podáis veros a vosotras mismas en ese recuerdo haciendo algo, o con una enorme sonrisa. 

Y ahora mirad a ver si eso tan especial tenía que ver con vuestra talla, con vuestro peso…, o eran más bien otras cosas las que os lo aportaban entonces. 

Con esto no pretendo quitarle importancia a que nos sintamos cómodas con nuestro cuerpo, claro que es importante cuidarlo y mimarlo, es una parte fundamental de nosotras. La cuestión es si esa operación bikini nos lleva a cuidarlo o a castigarlo, y si el resultado de esa “operación” en la práctica se traduce en lo que creemos: felicidad, tranquilidad, bienestar… o eso tiene mucho más que ver con otras cosas.

Las feministas tenemos aprendida de memoria la teoría en cuanto al canon de belleza, pero cuando se trata de nuestros propios cuerpos, es casi imposible escapar a las presiones. ¿Por qué nos pasa esto? y ¿Cómo podemos empezar a trabajarlo para mejorar?

Qué gran pregunta. Claro que conocer nuestra historia como mujeres y nuestro aprendizaje de género así como nuestro contexto (capitalista, machista, individualista,…) nos aporta muchísimo. Seguramente si habéis podido leer sobre feminismo, observar a vuestro alrededor desde entonces, incluso formaros en esto sois más capaces de daros cuenta de multitud de limitaciones que nos “autoimponemos” o nos imponen, de acciones que no llevamos a cabo por miedo a,... La cuestión es que no siempre saber o entender nos lleva a sentirnos diferentes, esas sensaciones que sabemos que en caso de sentirlas facilitarían mucho nuestros cambios (seguridad, tranquilidad, ausencia de miedo,…). 

Dónde sí tenemos mucho poder es en nuestras acciones y ahí sí podemos elegir (aunque a veces nos lleve trabajo personal). Por ejemplo, podemos sentir la incomodidad de tener celulitis en las piernas y “bailarle el agua al patriarcado” escondiéndonos (lo cual es completamente comprensible teniendo en cuenta la presión para ello) o permitirnos mostrar nuestro cuerpo y ponernos un pantalón corto igual. ¿Y si no tuviéramos que esperar a sentirnos seguras, sin miedo, decididas… para dejarnos estar?

Lo normal en realidad puede ser lo que hacemos cada día y no “la norma” social, ¿y si nos dejáramos hacer lo que más necesitamos en realidad? Construyamos un mundo feminista, donde cada una pueda estar con su cuerpo único y diferente como necesite.

Tenemos amigas bellísimas por dentro y por fuera, feministas, brillantes, que al igual que nosotras son incapaces de huir de estas presiones. Nos parece curioso que cuanto más cerca estamos las mujeres del estándar de belleza patriarcal, más “defectos” nos vemos. ¿Es impresión nuestra o tiene una explicación?

Estar más cerca de ese canon es algo que no nos pasa desapercibido y que sabemos que en realidad está cargado de significado: “belleza, éxito, realización personal, bienestar,…” Todo eso a lo que está asociado ese estándar de belleza nos cala y sentir que nos acercamos es tremendamente potente y reforzante, eso que nos hace sentir “ que así estamos mejor”, entendiendo mejor como quien hace alusión a lo agradable de encajar. Eso es en realidad algo muy humano y comprensible. No da la ilusión de ser algo que “alcanzamos” y por tanto algo que podemos “perder”. Notad la trampa del lenguaje y los miedos, ya que no es algo como un objeto o meta que podamos tener o perder, más bien, un recorrido inacabable, que por mucho que “encajemos” y nos esforcemos está diseñado para que nunca nos sintamos satisfechas. Siempre hay algo, siempre falta algo. Nunca eres perfecta porque eso no es de este mundo y sin embargo la factura cada día es más cara. La insatisfacción con una misma y una vida para “ser bella”  en vez de para vivirla. 

Esto probablemente, seguido de que otras personas nos hagan ese reflejo con su manera de interactuar con nosotras, y que también tiene ese efecto potente en nosotras que nos invita a querer acercarnos más aún y aumenta inevitablemente nuestro miedo a “perder eso”, a desencajar y a no ser valoradas así. Como si eso tuviera algo que ver en realidad con nuestra valía, ¿verdad? Vaya, VAYA.  Pues eso, nada que ver en realidad.  

   Nos toca ponernos al frente de nuestra conducta y sacar a la feminista que llevamos dentro porque, chicas, ella sí nos quiere bien!

Muchas veces estas conversaciones con amigas en las que hablamos de nuestras angustias por las presiones estéticas, dejan un regusto amargo, como de contagio. ¿Existe alguna manera de reconducir estos debates hacia algo más positivo?

Está bien poder compartir esas angustias y reflexiones con amigas, por supuesto. De hecho muchas veces nos es útil para ver que no estamos solas en esto, que es algo que hemos podido sentir cualquiera en muchos momentos. Que más allá de nuestra argumentación, hemos vivido esa presión también y eso nos permite entendernos muy bien. Nos podemos apoyar y acompañar así cuanto necesitemos. 

Pero, si todas tenemos una especie de “recámara de nuestros miedos” esas conversaciones se pueden sentir como nosotras entrando de lleno ahí dentro, impregnándonos de ello sin que necesariamente nos ayude esa inmersión. Vaya, que quizá ayudarnos a no dejarnos hacer esto tanto entre nosotras, si fuera el caso y siempre desde el querer ayudarnos, puede ahorrarnos mucho malestar, así como notar que esa sensación de “regusto amargo” en realidad es familiar ya, nos acompaña a veces y podemos hacerle frente. 

¿Qué papel crees que juega la sororidad en todo esto?

Para mí sin duda, el de “maravilloso bálsamo”. Hace que todo ese peso que acarreamos a nuestras espaldas, todos esos miedos y presiones, todos esos mensajes que vienen como puñales “desde fuera” (en anuncios, tv, redes,…) caigan con más amabilidad y ligereza y nos permitamos mucho más cuestionarlos, esquivarlos, ignorarlos e incluso desafiarlos. Juntas. Por eso creo que es tan potente esa frase de “lo único que necesitas para iniciar una revolución feminista es una amiga”, literal y metafóricamente. A veces esas amigas pueden ser otras voces de compañeras, las historias de otras y la inspiración que nos aportan,…

¿Alguna idea que podamos poner en práctica para seguir andando por el camino del amor propio en tiempos de confinamiento?

Date a ti misma estos días lo que le darías, a lo que animarías e invitarías a una amiga muy querida. Déjate ser merecedora de ese amor que igual que darías sin pensar, te puedes dar a ti a partir de ahora.

Gracias inifinitas, Sara!!! Ahora nos toca mirarnos al espejo y empezar a poner en práctica los consejos que creemos nos vendrán mejor. Puede que nosotras estemos confinadas, pero nuestro amor propio no debe estarlo.

¿Os ha gustado? Podéis dejarnos vuestra opinión en el post de IG de hoy!

Cristina Alonso y Cristina Valbuena

LIBROS PARA LA LISTA DE MUST

LIBROS PARA LA LISTA DE MUST

6 RECETAS DELICIOSAS PARA EL CONFINAMIENTO Y PARA SIEMPRE

6 RECETAS DELICIOSAS PARA EL CONFINAMIENTO Y PARA SIEMPRE