MATERNIDAD CON GAFAS. CAP II

MATERNIDAD CON GAFAS. CAP II

EL MIEDO AL PARTO

“YO TENGO UNA AMIGA”

Hola amigas, tras el éxito del primer Capítulo de esta nueva sección “Maternidad con gafas” capitaneada por nuestra amiga Laura (@modernacongafas), no hemos querido esperar más y aquí tenemos el segundo capítulo. En él Laura nos da su visión del parto antes de haber parido, que es la que tenemos muchas cuando oímos hablar del tema. No sabemos vosotras, pero a nosotras nos dicen “parir” y lo primero que pensamos es en tijeretazo, dolor y mil miedos por historias que nos han contado. Instintivamente, apretamos las piernas, en plan “ay, ay, ay”. Como no hemos parido, no sabemos si después la visión cambia, suponemos que sí.

El caso es que sabemos e intuimos que, aunque hay otra forma de hacer las cosas, la medicina actual tiene una base patriarcal, la violencia obstétrica existe, y que las mujeres tenemos un largo camino por recorrer hasta conseguir que nuestros derechos y procesos reproductivos sean respetados. Esta violencia ha ocurrido toda la vida y la hemos llevado en silencio, pero como en muchas otras cosas, cada vez hay más voces que se alzan contra este maltrato hacia las mujeres en las instituciones sanitarias.

Como no queremos quitarle a Laura su espacio, os recomendamos (pero muy muy mucho) que os pongáis este podcast de Barbijaputa donde hablan de La violencia obstétrica, en él aportan testimonio enfermeras, matronas, personal sanitario y mujeres que han sufrido vejaciones durante el parto o en el proceso de querer quedarse embarazadas. Se te ponen los pelos de punta (el puntito del marido, el coño flojo que ya no les hace disfrutar después del parto…), pero es necesario conocerlo para saber lo que podemos reclamar y esperar. Amigas, a ponerse las pilas, que este tema es muy jodido. Y sin más dilación… Dale ahí, Laura.

Tengo una amiga.

Tengo una amiga que estuvo 36 horas de parto. Rompió bolsa, esperó 24h, no venían las contracciones, fue al hospital, le pusieron un primer tipo de producto, no funcionó, no le ponían anestesia epidural, sufrió mucho. Cuando al fin optaron por la oxitocina estaba agotada, no le quedaban casi fuerzas para pujar. Terminó el parto muy cansada. 

Tengo una amiga a quien se le desgarró la entrada de la vagina por ambos lados, le hicieron una episiotomía interminable y además se le infectaron los puntos. Pasó 10 días yendo a que le curasen la infección. Al dolor se le unió una fisura anal terriblemente dolorosa.

Tengo una amiga que era alérgica a los puntos y se le infectaron.

Tengo dos amigas a quienes les programaron una cesárea. Y dos amigas a quienes les programaron parto vaginal. Llegaron al hospital sin ninguna contracción, sin síntomas. La oxitocina sintética, me dijeron, fue muy dolorosa. La cicatriz de la cesárea, me comentaron, es dolorosa y tarda en curar, pues hablamos de una intervención quirúrgica importante. A diferencia de la cicatriz de la episiotomía no está en una zona húmeda de donde no para de brotar sangre.

Tengo una amiga que ha tenido a un bebé prematuro. Y a algunas conocidas que también. Que pasan horas y horas en el hospital, haciendo piel con piel, sacándose leche, dando teta, y otras tantas horas fuera del hospital, echando de menos a sus retoños. Tengo una amiga cuyo bebé se ahogaba porque su laringe no estaba del todo desarrollada y va a tener que hacerlo fuera del útero. Eso significa que de ahoga a menudo, cada vez que llora.

Tengo una amiga a quien le programaron la cesárea porque la criatura estaba sentada. No consideraron siquiera la posibilidad de parto vaginal en presentación podálica. 

Tengo una amiga a quien le practicaron una cesárea de urgencia, no prevista. Su pareja no pudo siquiera entrar al quirófano a acompañarla. Además la cicatriz de la cesárea se le adhirió y tuvo que invertir horas y dinero en fisioterapeuta del suelo pélvico para curarse. 

Tengo un amiga que tuvo diabetes gestacional. Otra que se tenía que pinchar con heparina cada día. Y otra que tenía hipotiroidismo gestacional. Y yo misma.

Tengo una amiga que abortó por decisión propia. 

Tengo dos amigas que se sometieron a un aborto durante el quinto mes porque les detectaron a los embriones malformaciones graves incompatibles con la vida.

Tengo muchas amigas que nunca gestaron. Que no gestarán nunca, porque no quieren. O que no saben si lo harán. No les parece un tema relevante en sus vidas.

Tengo una amiga que vivió un aborto espontáneo. No, una no, muchas. Muchísimas, de hecho.

Tengo una amiga que está pensando en congelar sus ovocitos por si quiere gestar a una criatura más adelante.

Tengo una amiga a quien solamente le cosieron un punto en la vagina. Y un amiga que tuvo un parto natural, sin anestesia peridural ni oxitocina sintética. Y una amiga que pocas horas después de su segundo parto ya estaba en la terraza de un bar tomando algo. Y una amiga que parió en su casa con una piscina, una comadrona y arropada por sus seres queridos. Y la hermana de una amiga que parió accidentalmente en su casa, sin piscina ni comadrona.


Generalizo si digo que el parto da miedo, así que hablaré por mi y algunas mujeres*cis más. Cuando no has parido, el parto da miedo. Y después de parir puede ser que también lo recuerdes con miedo. La imagen que solemos tener del parto es la de las películas: una mujer, perdiendo litros de agua, poniéndose muy nerviosa, y luego panza arriba en la cama de un hospital, gritando mucho, rodeada de personal médico. Parece que todo sucede muy rápido, que la mujer está histérica y que necesita a un doctoro para ayudarla. Nada más lejos de la realidad. 


Cuando empecé a leer sobre el parto me enteré de que, para empezar, la mujer pare sola. Las comadronas la acompañan. Y excepcionalmente se necesita a una obstetra, en pocos casos. El patriarcado (vaya, de nuevo, gana la banca) se ha empeñado desde hace bastante tiempo (léase “Mamá desobediente” de Esther Vivas) en hacernos creer que las mujeres no podían parir solas y que necesitaban la ayuda de un médico, y para que esa creencia funcione tenemos que tener miedo del parto. Así ellos (los médicos) pueden controlar el parto y desempoderar a las mujeres por la misma ocasión. Y cuando la mano del patriarcado (que nada tiene que ver con el sexo de la persona propietaria de la mano) interviene en el parto entonces es cuando hay más puntos, heridas, costillas rotas, bebés con cicatrices de fórceps, episiotomías enormes y cesáreas a mansalva. Y entonces sí que da miedo el parto, vaya que si da miedo. Porque a la mano médica le da igual cómo queden nuestros coños, nuestras vejigas, nuestras barrigas, nuestros abdómenes, nuestros rectos. Me gustaría saber qué pasaría si para la reproducción de la especie se les hiciesen a ellos*cis cortes en sus testículos, se les tirase de sus penes con fórceps, se les rompiesen costillas o se les cosiera un huevo con otro para dar más placer a su pareja durante las relaciones sexuales. 


Así es como te preparas para el parto. Primero vences el miedo que te llevan inculcando desde que naciste, y entonces algo que debería ser un momento de fuerza y empoderamiento femenino, se transforma en ir a la guerra, a la guerra contra enfermerxs, comadronas, obstetras, contra el sistema en general. Tiene narices que tengas que pelearte para que respeten tu plan de parto entre contracción y contracción. Que te amenacen si no dejas que te provoquen el parto en la semana 42 (o vaya la policía a buscarte por orden judicial) y tengas que firmar documentos bajo amenaza de que pones en peligro la vida del bebé. Que tengas que investigar sobre las maternidades de los hospitales de tu localidad, que solamente tengas acceso a parto en casa si te lo puedes pagar, que solamente haya una casa de partos en toda la província. O zero.

*NOTA: el grueso del texto fue escrito ANTES de parir. Creo que es muy importante conservar la visión que tenía del parto antes de parir, porque una vez has parido ya no es la misma ni volverá a serlo. Hay cosas con las ahora no estoy de acuerdo pero representan a Laura sin parir y eso me parece fundamental para empatitzar con quienes nunca han parido.


AGRADECIMIENTOS:

A las y los comadronas, obstetras, asesoras en lactancia, grupos de lactancia, doulas, enfermerxs, y demás profesionales que luchan cada día desde sus puestos de trabajo y en algunos casos desde sus redes sociales por una gestación y un parto respetados, empoderados, libres. Gracias a estxs profesionales, generalmente de la sanidad pública, se está recuperando el parto de nalgas vaginal como primera opción, se están reduciendo las cesáreas, reduciendo episiotomías y respetando los planes de parto. 


*Bonus: ¿Qué le digo a mi colega que pronto parirá? 


1.Ella vive en armonía con las plantas y el planeta y sabe que su parto será sin anestesias, en una piscina, o en cuclillas, moviéndose libremente, que vivirá con fuerza todas las contracciones en conexión con su cuerpo y todo será un éxito: Entonces le digo que claro que sí, que nuestro cuerpo está preparado para ello, que es una campeona y que la quiero mucho. 


2.Está un poco muerta de miedo pero a su vez está hasta el moño del bombo y a su vez está cabreada con la violencia obstétrica y quiere un parto respetado: Entonces le digo que si necesita refuerzos para romper piernas el día del parto me llame que yo pillo un taxi y me planto ahí en nada y que la quiero mucho.


3.Tiene el parto programado por la razón que sea y está nerviosa pero serena: Le digo que un parto programado no es menos parto que uno espontáneo, que lo importante es que ella esté de acuerdo con ello, y que respeten sus derechos y sus deseos, como el piel con piel al nacer. Y que la quiero mucho.

4.Va a parir a un bebé muerto/inviable: Le digo que la quiero mucho y la acompaño durante todo el proceso. Si no lo sabe le explico que tiene derecho a ver el cuerpo sin vida para poder decirle adiós en condiciones, tomando el tiempo que haga falta. También puede fotografiarlo. Y luego la acompaño todas las semanas que seguirán en su duelo. Que serán muchas. Y le digo que la quiero cuando considere que necesita oírlo. 

5.Ha vivido un aborto espontáneo. Le digo que en primer lugar muchas gracias por contármelo porque se nos han hecho creer que no había que hablar de ello cuando estaríamos mucho mejor preparadas para los abortos si se hablase de ellos con normalidad. ¿Cómo puede ser que sepa cuántos abortos espontáneos vivieron mis abuelas y no tenga idea de cuantos han vivido mis amigas? La acompaño en el duelo y le digo que la quiero cuando crea que es buen momento.

Laura.

Muchas gracias, Laura, por hacernos reflexionar y recordarnos lo importante que es que en estemos unidas en esto, que hablemos, pongamos en común y reclamemos lo que es nuestro. PD: escuchas el podcast, please.

Cristina Alonso y Cristina Valbuena.


LANA MADE IN SPAIN ...¡Y PUNTO!

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VIDEOCLUB DE MIEDO PARA HALLOWEEN

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